martes, 14 de abril de 2009

Yo, yo mismo y mi vida

A veces tengo constantes contradicciones y últimamente me encuentro indagando sobre el término Egoísmo, no quiero usar esa palabra fuera de contexto ya que para algunas personas puede llegar a ser muy dura, por mis investigaciones he sacado varios definiciones en un conocido diccionario, Egoísmo se define como; "Inmoderado y excesivo amor que uno tiene por si mismo y que le hace tender desmedidamente a su propio interés", sufre de egocentrismo: "Soy el centro del universo". En varias opiniones han coincidido en que aunque a los egoístas no les guste, estamos conectados unos a otros por naturaleza, intercalados, apretados, casi abrazados, de tal manera que ignorar al prójimo es negarse a si mismo. La carencia de amor, la ausencia de empatía y la indiferencia acaparadora son formas de agresión encubierta, violencia enfermiza que merece, además de repudio, ayuda profesional. Según la Psicología el egoísmo es diferente al amor propio, que es necesario y saludable, porque el egoísta no siente amor hacia su persona sino desprecio y quiere todo para él porque se siente miserable y vacío. El egoísmo negativo es aquel que tiene como rasgo esencial la primacía de lo propio y la indiferencia o subestimación de las necesidades de los demás.
La razón de tanto interés por ello es que a mi pareja últimamente le ha dado por decir que a él sólo le importa su vida y en parte entiendo la razón que tiene en ello, lo llamado Egoísmo positivo (El egoísta positivo elige sus prioridades, y ante la presión externa, establece límites de afinidad, espacio y tiempo) pero hasta cierto punto porque aunque sea cierto que hay muchas personas que se sienten autorizados a echarnos sus problemas encima, a entrometerse en nuestras vidas, a dirigirnos, a “sugerirnos” lo que nos convendría, y a sancionarnos si nos empeñamos en actuar de manera independiente, auténtica o diferente. También pienso que lo que uno siembra es lo que recoje y si tu siembras y cultivas indiferencia y apatía algún día que necesites la atención, empatía y el cuidado de esas personas que no te importaron, no estén ahí para tí y quizás sea demasiado tarde para recuperarlas, uno no puede vivir mirandose el ombligo.
Buda decía que si la gente no se odiara tanto a si misma, habría menos sufrimiento en el mundo, porque el odio hacia si mismo se proyecta con agresividad y violencia.

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